martes, 14 de junio de 2011

El último viernes - Juan Carlos Onetti (discusión)

El último viernes, de Juan Carlos Onetti, nos presente en breves y certeros trazos, un típico personaje existencialista. Carner, tal el nombre del personaje, parece haber roto sus vínculos con el resto de la sociedad. Se mantiene al margen, sin ambición ni esperanza, pero cuando es interrogado surge en él una única convicción: no ocultar sus verdaderos sentimientos.
La relación entre Carner y el comisario Miller no puede ser más pobre: Miller usa a Carner para satisfacer su ego y Carner recibe a cambio una limosna. Pero cuando éste parece querer decirle a Miller lo que piensa y siente, éste simplemente lo ignora. Es lógico, no puede comprenderlo. Carner le dice que es un extraño a la sociedad en que vive; marginado, se arrastra por los suburbios de la vida privada, solitaria, sensual. Pero no es un ser a la deriva, al contrario, es alguien que pretende ser fiel a una sola cosa: no mentir, y específicamente no mentir sobre sus sentimientos, que probablemente son lo único sagrado para él. El comisario sólo presta atención a las evidencias circunstanciales que lo incriminan como proxeneta y jamás lo juzga como persona. Carner está aislado, pero ese aislamiento es el paso inicial que debe recorrer alguien que pretende desalienarse. La alienación, según el existencialismo, es inevitable, sólo la toma de conciencia de esta situación nos llevará al interminable camino de la desalienación, que es el equivalente al Nirvana budista, un estado deseable pero inalcanzable. Esa conciencia de Carner es lo que le induce a decir que es "feliz"; es feliz porque ya no le miente a nadie, sólo busca ser él mismo.

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